¿Para qué?
OBJETIVO DE LA FAMILIA PROVIDENTE
– Vivir en clima de confianza y comunicación, de forma que todos podamos compartir tiempos, espacios, proyectos y fe, sintiéndonos unidos en la amistad y fraternidad y haciendo nuestros las alegrías, los gozos y también los problemas y sufrimientos de los demás.
La confianza, la comunicación, el compartir la fe y lo que es nuestro, no se improvisa; requiere para su cultivo esfuerzo por parte de todos.
Para ello:
Nos hemos de encontrar, crear lazos de familia, ayudarnos, abrirnos a los demás y trabajar por el bien propio y de los hijos, alumnos/as y de cualquier persona con la que nos encontremos en nuestro camino diario.
El crecimiento de la Familia Providente es importante y se propicia a base de entrega personal a esa relación.
Para propiciar y potenciar esta relación entre todos los que formamos parte de esta familia, es importante participar en algunas actividades que se organicen a lo largo del año: reunión, encuentro, convivencia… buscando que no sean excesivas para facilitar la asistencia de todos.
COMPARTIR COMO COLABORACIÓN
- Entraña un compromiso explícito con la misión de la Congregación.
- Presupone un conocimiento de dicha misión.
- Comporta una corresponsabilidad más allá de los elementos de una actividad concreta.
- Exige la pertenencia a una comunidad donde se alimenta, revisa y celebra la fe.
- Prepara para asumir alguna responsabilidad.
- Despliega una apertura a una mayor vinculación con el carisma.
CÓMO VIVIR EL CARISMA, LA ESPIRITUALIDAD Y LA MISIÓN.
– Con una actitud de confianza en Dios, nuestro Padre.
– Con una visión de fe. Dios conduce nuestra vida.
- Viviendo desde la misericordia de Dios en una entrega generosa y gratuita a los hermanos.
- Transmitiendo el Evangelio desde la vida.
- Siendo educadores en la propia familia, viviendo la educación como vocación, con las características de la educación de las Misioneras de la Providencia.
“Se educa más por lo que se es que por lo que se hace”. (J.A)